lunes, 4 de mayo de 2015

Esto no es un libro de autoayuda

Buenas a todos y a todas

Acabo de hablar con un amigo, antiguo compañero de la facultad. Tras los saludas de rigor y preguntarnos por las familias, allegados y si Messi es mejor que Cristiano; hemos comenzado a desgranar cómo nos va en nuestra aventura de emprender. 

Hemos charlado acerca de lo complicada que es la gestión del fracaso, de lo difícil que es asumir que las cosas salen mal, que no consigues cerrar ventas, que el banco no te da la financiación, que los inversores no quieren inyectar más dinero, que se retrasan los pagos.

Recordé una frase de un emprendedor cordobés, Francisco Medrán, hombre que se ha hecho y rehecho a sí mismo unas cuantas veces. "A veces se gana y a veces se aprende". Se la dije a mi amigo, rió y le dio la razón. Las verdaderas enseñanzas las paren los fracasos. Esa sabiduría del caso práctico sufrido en tus carnes es lo que te hace mejorar en tu vida diaria.

Me recordó algo que yo decía cuando tenía menos kilos y más pelo: lo importante es resistir. Cierto. Hay que resistir los golpes, los malos momentos, incluso hay que resistir los elogios y las alabanzas, aguantar la negatividad en tu entorno. Como los boxeadores de antes. Los de ahora por 125 millones de dólares no se hacen ni sangre. (Pacquiao Vs. Mayweather).

Esto lo escribo hoy, 4 de mayo de 2015. Hoy he perdido un posible trabajo de unos miles de euros. Él no ve beneficios en su negocio tras un largo año. Un día de plomo para dos pequeñas empresas.
En muy pocos libros de emprendimiento os hablarán de esto, de los golpes y de alguna ostia bien dada que te vas a llevar. Pues aprieta los dientes. No es fácil ser feliz haciendo lo que te gusta. Y menos en los negocios. Pero eso no es excusa. Hay que hacerlo, y volver a hacerlo, y volver a hacerlo.

No pasa nada si te equivocas y las cosas no salen. No pienses que el infierno está aquí, por que no lo está. Ha sido un día de mierda. (Con perdón). Y ya está. Se acaba y mañana sale otra vez el sol por el mismo sitio. Ve a casa, dale un beso a tu mujer, tu madre, tu padre, tu perro o lo que sea que tengas. Dúchate y descansa. Y apaga el cerebro unas horas.

Mañana será otro día. Y tendremos que librar otras batallas. Y algo inventaremos.
Y nos levantaremos mañana martes, él a las 7:30 y yo unos minutos más tarde, en nuestras ciudades. Y saldremos a la calle. Otra vez. Disfrutando de la libertad, de llevar las riendas de tu negocio y de tu vida. Si quisiera algo fácil seríamos tertulianos.

Vendrán días malos, y días buenos. Y se lo contaremos a nuestros amigos, a nuestras mujeres y a nuestros hijos. Nos seguirá gustando lo que hacemos. Y si hacemos las cosas con honradez, dedicación y amor, cada vez habrá menos días malos.

Y no, esto no es un libro de autoayuda.




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