En estos días estoy compartiendo la puesta en marcha de mi proyecto
con amigos que son gestores de empresas desde hace varios años. Les
sonsaco para que me cuenten cual es el secreto de su éxito, cómo
consiguen que sus clientes sigan con ellos con lo que ha caído o se
incorporen nuevos clientes en un entorno de altísima competencia y donde
todos los que realizamos labores comerciales (Spoiler: hoy para ser un
buen consultor antes tienes que ser muy buen comercial, sino todo el
mundo ignorará que eres un buen consultor) nos damos bocados por la
calle.
Hay una palabra que se repite continuamente,
pero que debido a su uso en la comunicación política ha perdido valor.
Esa palabra es confianza. Yo cada vez que oigo al 90% de
políticos españoles de primera línea hablar de confianza, personas de
confianza, tener confianza en el futuro y demás, me dan ganas de sacar
un mazo y arreglar esto. Pero como no tengo mazo ni un buen abogado
mejor que siga escribiendo.
Sí amigos y amigas. Hoy día
una de las claves en los negocios, como en todas las esferas de la
vida, es generar una relación de confianza. La confianza es la creencia en que una persona o grupo será capaz
y deseará actuar de manera adecuada en una determinada situación. La confianza se verá más o menos reforzada en función de
las acciones.
Si eres capaz de generar esa sensación en
tus negocios tienes mucho ganado. Si tu cliente es consciente de que
actuarás siempre de la manera más correcta para sus intereses tienes la
más sólida base comercial. Pero como dice la definición que estoy
usando, no basta con ponerlo por escrito, hay que demostrarlo con
acciones. Decía mi abuela tras cada trastada mía y posterior petición de
perdón con lagrimita de cocodrilo incluida: muy bien nieto, pero yo
quiero hechos y no palabras. Y me caía el castigo.
En los negocios
esto funciona exactamente igual. Ejemplo sencillo: ¿Este pedido lo
puedo tener el martes?. Sí, claro que sí. Si el cliente te está llamando
el miércoles por que no tiene su pedido tienes un problemazo. La
confianza nace de tu capacidad de cumplir con tus compromisos, con la
palabra dada.
La confianza se refuerza positivamente.
Si tienes varios clientes que confían en tí te recomendarán. Si rompes
esa relación de confianza también lo dirán y esa publicidad negativa es
un lujo que no te puedes permitir. Yo por este motivo siempre aconsejo
llegar a compromisos realistas con el cliente. Hechos, siempre hechos
objetivos que te respalden. Que muestren al cliente que atender sus
intereses y preocupaciones es tu motivación empresarial. No solo habla,
hazlo ¡¡¡¡
Si no tu abuela te dará una colleja. Y eso
en los negocios es perder a tu cliente. A tus clientes. Y sin clientes no hay empresa.
El blog de Rubén D. Márquez, economista y ciudadano. Una mirada sobre la economía y la sociedad con la que intento aportar análisis y reflexión en positivo.
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